El diagnóstico psicopatológico “puede determinar la vida de una persona” y, su mal uso, “estigmatiza y puede ser perjudicial”, advirtió el psicoanalista español cofundador del movimiento “la Otra psiquiatría”, José María Álvarez, que visitará la Argentina en noviembre para brindar una conferencia gratuita y abierta en el Centro Cultural de la Ciencia (C3) a la comunidad sobre la temática, entre otras actividades.
Oriundo de la ciudad española de Valladolid, Álvarez es doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en Psicología Clínica en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.
Télam (T): ¿Cómo surgió la idea de venir a ciudad de Buenos Aires?
José María Álvarez (JMA): En el hospital donde trabajo recibimos gran cantidad de residentes de Argentina, entre otros países, y voy todos los años porque además tenemos una colaboración, hacemos congresos e incluso la dirección de las colecciones de libros que publicamos están en manos de colegas tanto de España como de Argentina, como los psiquiatras Emilio Vaschetto y Gustavo Lipovetzky que representan también la punta de lanza de la Otra psiquiatría en Buenos Aires.
T: ¿Cómo define la mirada de la Otra psiquiatría?
JMA: Es una mirada muy humana que busca entender al paciente. Vemos la locura como una defensa y sus síntomas como un intento de reequilibrio de esa catástrofe que es la locura. Trabajamos todos los días con pacientes en situaciones muy graves y hablamos desde la experiencia clínica. Los tratamos de sacar adelante por un procedimiento hablado, psicoterapéutico. Eso no quiere decir que no se usen medicamentos o que no se use un abordaje comunitario también.
La salud mental desde que comenzó la psiquiatría moderna tiene tres pilares: un pilar biomédico, uno psicológico y uno social
T:¿Cómo surgió este movimiento?
JMA: Empezó como un grupo de amigos que nos reunimos desde hace 25 años en congresos anuales de salud mental para hablar de la locura, la esquizofrenia, temas que nos interesan como psicoanalistas que trabajamos en instituciones de salud mental y ahora es una corriente de opinión dentro de la clínica mental, adquirió un eco en el mundo, realizamos congresos multitudinarios. En Europa los psicoanalistas trabajan solamente en consultas privadas, no trabajan en hospitales como es común en Argentina, pero aquí hay un pequeño grupo de psicoanalistas, psicólogos y psiquiatras que trabajamos en ‘lo público’ que además formamos a los futuros especialistas en psiquiatría y en psicología clínica.
T: ¿Hay diferencias con la psiquiatría clásica?
JMA: La salud mental desde que comenzó la psiquiatría moderna tiene tres pilares: un pilar biomédico, uno psicológico y uno social. Dependiendo de los períodos uno domina sobre los otros. El que domina en un momento determinado se seca y tienen que relevarlo los otros modelos, porque aquí no hay nada que triunfe definitivamente. Lo importante no es que una cosa sea mejor que las otras, sino que la atención a los pacientes tiene que estar regida por el criterio clínico, que quiere decir que hay que darle a cada paciente lo que le va bien en ese momento. Y lo que le va bien no es lo que socialmente se cree que va bien, porque a todo el mundo no le va bien estar en compañía porque se ponen más paranoicos de la cuenta, por ejemplo. Ni a todo el mundo le va bien la psicoterapia, ni los fármacos. A cada uno lo suyo, y ese ‘lo suyo’ es lo complicado en nuestra profesión.
“Vemos la locura como una defensa y sus síntomas como un intento de reequilibrio de esa catástrofe que es la locura. Trabajamos todos los días con pacientes en situaciones muy graves y hablamos desde la experiencia clínica. Los tratamos de sacar adelante por un procedimiento hablado, psicoterapéutico”
T: ¿Qué significa el buen uso del diagnóstico?
JMA: El diagnóstico psicopatológico supone que en algunos casos va a determinar por completo la vida de una persona. Si yo pongo en el diagnóstico a una persona “psicosis esquizofrénica” lo más seguro es que a esa persona inmediatamente la jubilen de su trabajo, cobre un pensión de por vida, o que, si un familiar no quiere que vea a los nietos use ese diagnóstico y a esa persona le ponga la etiqueta de ‘estar loco’ y no pueda hacer ciertas cosas. Los diagnósticos mal usados pueden ser muy perjudiciales, estigmatizan y marginan. A lo largo de dos siglos, a través de la observación psicopatológica de los pacientes, se ha podido aislar perfiles psicológicos o tipos clínicos, y por ejemplo, un paranoico querulante, si se acierta en el diagnóstico de la estructura clínica, se comportará de acuerdo con lo que clásicamente se entiende por paranoia querulante. Pero hay otro diagnóstico, el de lo más íntimo. Si pudiéramos hacer un diagnóstico de una persona y que solo le sirva a esa persona entonces nos daría la clave de lo que sería la quintaesencia, de lo más particular y subjetivo. Si podemos hacer un diagnóstico con estos dos tipos (el clínico y el íntimo) tendremos un diagnóstico fabuloso, porque sabremos muchas cosas de ese paciente.
La charla en el C3
La conferencia “El diagnóstico y sus buenos usos”, de acceso libre y gratuito, tendrá lugar el lunes 6 de noviembre a las 19 en el Centro Cultural de la Ciencia, ubicado en Godoy Cruz 2270. Requiere inscripción completando el siguiente formulario.
Además, el sábado 4 de noviembre presentará ante estudiantes, profesionales y demás trabajadores del campo de la salud mental el libro “Vocabulario de Psicopatología” a las 10.30 en la sede de la ong de asistencia y rehabilitación en salud mental, Proyecto Suma, ubicada en Güemes 4130, también en la ciudad de Buenos Aires. La inscripción para esta actividad es a través del formulario