Unos 6 mil kilos de frutas, verduras y hortalizas en buenas condiciones provenientes del descarte de los puestos del Mercado Central de Buenos Aires se recuperan por día para consumo humano a partir del programa de Reducción de Pérdidas y Desperdicios y Valorización de Residuos, que alimenta a 36 mil personas por semana.
El programa, que empezó en agosto de 2020 en plena pandemia de coronavirus, recibe los productos que los vendedores desechan por no cumplir con criterios comerciales y selecciona los que todavía sirven para ser consumidos y ser donados a más de 450 comedores y familias, mientras que los vegetales en mal estado se utilizan para compost.
“Tenemos tres objetivos: la disposición de alimentos, la valorización de los residuos con el compost y la asistencia técnica a productores para que reduzcan las pérdidas en toda la cadena de producción, comercialización y consumo”, dijo a Télam Fabián Rainoldi, jefe del programa de Reducción de Pérdidas y Desperdicios y Valorización de Residuos.
Rainoldi alertó que “el desperdicio de alimentos es un gran problema que tenemos que atender todos” y destacó que desde que comenzó a funcionar el programa se alimenta a 36 mil personas por semana.
Según el Programa Nacional de Pérdida y Desperdicio de Alimentos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, Argentina tiene un 12,5% de pérdida y desperdicio a nivel nacional de alimentos (16 millones de toneladas), mientras que en frutas y verduras asciende al 40% en promedio.
“Cuando empezamos notamos que lo que las empresas descartaban era mercadería que uno compra en la verdulería, en óptimas condiciones. La tiraban por defectos en la forma, el color o el precio de mercado, entonces nos pusimos el objetivo de recuperarla”, aseguró Marisol Troya, encargada de la Gerencia de Calidad y Transparencia del Mercado Central.
En el Mercado Central se incentiva a las empresas a donar sus desechos ya que en la renovación de los contratos para el alquiler del puesto hay un sistema de puntaje y participar del programa le suma 5 o 10 puntos extra, y hasta el momento ya se sumaron 388 operadores.
“Hacemos un doble repaso, una separación en origen en las naves, que es cuando el operador descarta esa mercadería, y luego se lleva esos productos al área de Acción Comunitaria y se hace un repaso según la normativa del Senasa y ahí se va a la donación”, explicó Troya.
El equipo de trabajo
Las 25 personas que trabajan de separadores son lo que reciben la mercadería que descartan las empresas en cajones y con sus manos con guantes, que toman lo que sirve y lo ponen en unos cajones verdes, según los criterios que les dictan en capacitaciones mes a mes en las que les explican las características que deben buscar en los productos.
Con el programa se logró la reducción de residuos orgánicos en un 46% que de otra manera terminarían en el Ceamse.
En promedio, unos 6 mil kilos por día de frutas, verduras y hortalizas se recuperan, pero varía según la época del año.
“Durante el invierno, la mercadería se conserva más por la temperatura ambiente, en verano hay que trabajar más porque hay más cosecha de frutas y se pone fea más rápido”, explicó Troya, mientras los trabajadores separaban tomate, lechuga, calabaza, tomate cherry, cebolla de verdeo y manzanas.
La donación de frutas, verduras y hortalizas llega hoy a más de 450 comedores de la provincia de Buenos Aires, que en la época más dura de la pandemia habían trepado los 800.
Además, otra parte se da a familias que van una vez por semana a buscar bolsones de 8 kilos, como es el caso de Mónica y María del Carmen, que son dos hermanas que llegaron desde Virrey del Pino para retirar el paquete de verduras.
“Hace seis meses que venimos, nos salva para darle de comer a la famila, no me alcanza la pensión. Venimos todos los miércoles y con esto comen siete chicos, es una gran ayuda”, aseguró Mónica y resaltó que los productos “son de buenísima calidad”.
“Hay morrón, ¡con lo caro que está!”, se alegró mirando la bolsa y comentó que va a cocinar torrejas con la acelga que le dieron.
El compost
En cuanto al compost, hasta agosto de 2023 el programa procesó más de 4500 toneladas que van a un terreno abandonado dentro del Mercado Central donde las montañas de residuos orgánicos conviven con una cancha de fútbol al lado.
Este compost se dona en bolsas o camiones a universidades públicas, pequeños productores, municipios, fundaciones, huertas comunitarias y entidades religiosas para sus cultivos.
El programa también recupera los palets y cajones de madera, con los cuales René Zamudio, uno de los trabajadores, confecciona muebles y composteras hogareñas en un gran taller.
La inclusión de frutas y verduras a la comida de las personas es fundamental para el desarrollo ya que según el informe de Naciones Unidas sobre seguridad alimentaria y nutricional en 2022, aproximadamente el 22,5% de las personas en América Latina y el Caribe no cuentan con los recursos necesarios para acceder a una dieta saludable.