El tribunal que condenó a prisión perpetua al ciudadano paraguayo apodado “El Carnicero” por el crimen del empresario español Roberto Fernández Montes, ocurrido en 2017 en el barrio porteño de Caballito, consideró hoy que el homicida mintió en el juicio al asegurar que él sólo había ido a robar, que participó de un “plan criminal” que desde el inicio comprendía el asesinato, que mató “a traición” y que fue el encargado de descartar el cadáver y el auto de la víctima.
Así surge de los fundamentos que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de la Capital Federal difundió este lunes -y a los que accedió Télam-, de la sentencia que el martes pasado recayó sobre Pedro Ramón Fernández Torres (57), como coautor del “homicidio agravado por alevosía” de Fernández Montes.
“Fernández Torres actuó con total libertad y voluntad, de acuerdo a un plan criminal que, desde un principio, comprendía el homicidio de Fernández Montes, la sustracción del dinero que tenía oculto en el departamento, la limpieza del lugar y la posterior incineración de sus restos”, señala la jueza Cinthia Oberlander en su voto, que luego contó con la adhesión de sus colegas Alejandro Noceti Achaval y Juan Manuel Grangeat.
El ciudadano paraguayo fue el segundo condenado por este asesinato y por eso fue considerado “coautor”, ya que Santiago Corona (41), exyerno del empresario asesinado, ya fue sentenciado también a prisión perpetua por el mismo hecho en un primer juicio realizado a fines de 2017.
Tal como pasó en la instrucción y en el primer juicio, este tribunal les dio un valor central a los videos de las cámaras de seguridad del edificio donde ambos asesinos quedaron filmados cuando bajaron del departamento con el cadáver Fernández Montes envuelto en un cubrecama y que, por error, ellos pensaban que no funcionaba, y de lo importante que fue su difusión en los medios para identificar al ahora condenado, que se había fugado a Paraguay.
“No contaron con la operatividad de las cámaras del edificio y, con la consiguiente difusión de sus imágenes en los medios de comunicación, lo que, en definitiva, permitió la pronta individualización del aquí acusado”, revela la sentencia.
Al declarar en el debate, Fernández Torres había asegurado que él aceptó participar de lo que supuestamente “solo iba a ser un robo” porque necesitaba 50.000 pesos, y que fue “engañado” y “amenazado” por Corona, a quien acusó de ser quien asesinó por la espalda y a puñaladas al empresario cuando estaban consumando el asalto.
Sin embargo, y tal como postuló en su alegato el fiscal de juicio Juan Manuel Fernández Buzzi, para el TOC 5, “El Carnicero” –apodo derivado de su oficio-, mintió en el juicio para intentar desligarse del homicidio y atribuírselo sólo a Corona. “La versión de Fernández Torres ha sido mendaz y no se corresponde con la prueba producida en el debate”, dice el fallo.
En primer lugar, sostiene que mintió sobre el sitio donde supuestamente Corona asesinó al empresario, ya que “de los informes periciales surge que Fernández Montes fue muerto entre la habitación y el baño en suite y no en el lugar señalado por Fernández Torres”, que era el lavadero del departamento.
Para los jueces, también mintió cuando dijo que tuvo que cambiarse la remera porque se manchó con sangre al envolver y levantar el cadáver y dan a entender que eso sucedió porque él participó del crimen.
“La circunstancia de que Fernández Torres hubiera tenido que cambiarse esa prenda de vestir, ratifica que, en rigor de verdad, lejos de haber sido un mero espectador, agobiado por las amenazas de muerte de Corona, desempeñó ciertamente una activa intervención en el deceso de Fernández Montes”, señala el fallo.
También argumentaron que “si estaba tan asustado como aseveró”, el condenado “pudo haber huido o haber pedido ayuda” y que “por el contrario, se lo vio acomodar tranquilamente el cuerpo de Fernández Montes en el baúl y luego se sentó en el asiento del conductor, con actitud paciente, aguardando el regreso de Corona”.
Para el TOC 5 revela que “todo parece indicar que Fernández Torres fue el único encargado de deshacerse del cuerpo y del auto”
Al fundamentar la calificación legal del homicidio con “alevosía”, los jueces argumentaron: “Ha matado a traición, sin riesgo, sobre seguro, con astucia y aprovechando que la víctima estaba desprevenida al salir del ascensor y entrar a su departamento. Eligió la ocasión, esperó oculto y sin peligro”.
Asimismo, sostienen que “si bien no ha sido posible aseverar de qué forma se produjo concretamente el deceso, en virtud de que el cuerpo fue incinerado casi en su totalidad, no hay dudas de que se trató de una muerte violenta
Como agravantes, fueron tomados en cuenta “la actuación conjunta que facilitó la comisión del hecho”, “el importante grado de organización” y “la extensión del daño causado no sólo hacia la víctima sino también hacia el resto de la familia, en particular, a sus hijas”.
Últimos días de la víctima
Fernández Montes, nacido en España, era dueño de la empresa Mini Vial, dedicada a la venta y alquiler de maquinaria para la construcción y fue visto con vida por última vez el 21 de enero de 2017, cuando salió de su casa, en Aranguren 36 de Caballito, para ir a su trabajo.
Primero sus hijas denunciaron su desaparición como una búsqueda de paradero, pero, al revisar los videos de las cámaras del edificio, se descubrió que su entonces yerno Corona y un cómplice -Fernández Torres- lo habían asesinado en el departamento y habían llevado el cadáver en el ascensor envuelto en sábanas para cargarlo en el baúl de un auto Suzuki Fun negro que usaba el empresario.
El auto apareció incendiado el 23 de enero de ese año en el partido de Esteban Echeverría, en la esquina de uno de los domicilios de “El Carnicero”, mientras que el cadáver calcinado y seccionado en dos partes fue hallado al día siguiente en un camino vecinal llamado “Los Pozos” de Cañuelas.
Para los investigadores, Corona contrató a “El Carnicero” para que lo ayude a cometer el asesinato y el móvil del crimen fue económico, ya que cuando estuvo al frente de la empresa de su suegro, lo estafó y provocó un perjuicio económico millonario, lo que llevó a que, a mediados de mayo de 2016, Fernández Montes lo separara de la compañía, lo echara del departamento donde después fue el crimen y analizara iniciarle una causa por la estafa.
Fernández Torres contó que, a tres días del hecho, y aprovechando que la Policía había detenido por error a un mecánico -luego desvinculado de la causa-, se fugó a su país, Paraguay, y que pasó en remís por la frontera “como si nada”.
Allí, logró mantenerse prófugo durante cinco años pese a tener un pedido de captura internacional con alerta roja de Interpol y finalmente fue detenido el 8 de febrero de 2022 en la ciudad de Concepción, unos 400 kilómetros al norte de Asunción, y luego fue extraditado a la Argentina.