Al principio, en lugar de iniciar la llamada telefónica con Giacomo Giorgio, se abre una pestaña en la pantalla de mi teléfono que recopila algunos datos sobre la persona con la que hablaré: nombre, apellido, número, foto de perfil y estado de WhatsApp. «¡El cine de mi infancia siempre huele a pis, a jazmín y a brisa de verano!», dice su estado, cuando suele mostrar, en cambio, las actividades en las que el usuario está ocupado en ese momento. “Disponible/en el gimnasio/Estoy durmiendo”, se encuentran entre las más populares.
La frase está extraída de un diálogo de la película. Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar, una carta de amor que el director quiso dedicar al cine. En realidad, no es de extrañar que también se le pase por la cabeza a Giacomo Giorgio. En su perfil de Instagram suele alternar fotografías propias con imágenes robadas de películas del pasado. Hay boda italianael cartel de El último tango en Paríshay En el estado de ánimo para el amor, las elecciones de un actor verdaderamente enamorado del cine. Los comentarios debajo de sus fotos son en su mayoría corazones rojos, o pertenecen a personas que se preguntan cuándo Ciro, su personaje en Mar afuera, el chico más duro y despiadado de la prisión de menores de Nápoles donde se desarrolla la serie. Nacido en Nápoles en 1998 y criado en Milán, Giacomo nunca disfrutó del papel que lo hizo conocido, pero continuó participando en muchos otros proyectos, categóricamente muy diferentes entre sí, y que lo llevaron a transformaciones extremas en las que, sólo en equilibrado entre estos, logra encontrarse a sí mismo. Fue en el segundo capítulo de Diaboliken la serie Perdido Estilo italiano, Sobrevivientes. Este otoño lo veremos en Para Elisa – El caso Clapsuna miniserie sobre el caso Potentino, en Somos leyendaun drama adolescente sobre unos niños inadaptados con superpoderes, y luego se unirá al elenco de Doc – En tus manos. Pero volvamos a ese “pipí, jazmines y brisa de verano”, frase que condensa su amor personal por el séptimo arte, que -dice- “nació en un cine al aire libre donde de niño veía papillón, la película de 1973 protagonizada por Steve McQueen. Estaba situada en Formia, en la provincia de Latina, en primera línea de mar, era diminuta y las películas se proyectaban en paredes descascaradas. Desde temprana edad sentí la necesidad de ir más allá de la realidad que vivía. Al principio me contentaba con hacerlo enamorándome de las películas que veía, ante todo hombre murciélago (Nolan, ed.) “. Luego vino la actuación, «participando en algunos pequeños espectáculos amateurs en la parroquia municipal de Nápoles, donde crecí. Jugué al pequeño Totò, Pulcinella. Recuerdo la diversión de escapar de mi cuerpo y entrar en el de otra persona. Siempre tuve la costumbre de querer disfrazarme, hice que mis padres gastaran mucho dinero para comprarme disfraces para el Zorro, Hulk, uno de los Tres Mosqueteros: las películas de mi infancia”. Luego está el jazmín: «Era la flor favorita de mi abuela, una figura muy importante que me hizo entender quién era yo y qué quería hacer», explica. Y hacer pipí, “porque me recuerda que era muy pequeña y siempre iba al baño”.