Cayó sin avisar y en 24 meses se llevó puesto a Juntos por el Cambio. Con su vertiginoso salto de la televisión a la escena política, Javier Milei desarmó el bicoalicionismo y se posicionó como la principal fuerza antiperonista. Fueron pocos los que lo vieron venir. Mauricio Macri puede anotarse en esa lista. Su affaire con el libertario comenzó hace más de 2 años y fue de menor a mayor intensidad. Un vínculo a escondidas, de encuentros virtuales, llamados telefónicos de noche y reuniones reservadas en sus domicilios. Los contactos eran un secreto a voces hasta que fueron sincerados en el último tiempo. “Apostó a que perdamos”, dicen en la Coalición Cívica. “Fue una traición”, suman en la UCR. Los peronistas PRO aseguran que “Macri, como siempre, jugó para él”. Tras la estrepitosa derrota de Patricia Bullrich, todos preanuncian, como mínimo, un desmembramiento de la coalición; como máximo, una implosión. Milei, mientras tanto, espera al PRO con los brazos abiertos. “Todos los que queremos un Cambio, tenemos que trabajar Juntos”, exclamó anoche, suplicando acompañamiento. Sergio Massa hizo lo suyo y convocó a los desencantados a un gobierno de unidad nacional. ¿Se rompe la alianza?

El tercero en discordia

Macri fue el mentor de la derrota. Tensionó la interna a niveles insólitos. Minó cuanto pudo la carrera electoral de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, no sin antes tender puentes con Milei. Fue el economista Alberto Benegas Lynch (hijo) quien en 2021 acercó al diputado al líder del PRO. Tuvieron sus primeras conversaciones por zoom, hubo luego un encuentro cara a cara en la casa del expresidente en Acassuso hasta que los llamados telefónicos se hicieron moneda corriente. Incluso en los últimos días el libertario logró que el fundador de Cambiemos lo visitara en su domicilio. “Después de la primera charla con Macri, Milei nos dijo ‘llegué a lo más alto, estoy jugando en primera’”, cuenta un íntimo del candidato de La Libertad Avanza. “Estaba enloquecido”, agrega.

A Milei y a Macri los unen los principios liberales, la nostalgia menemista, pero también la necesidad. A diferencia de otros líderes de ultraderecha como Donald Trump, que contó la estructura del partido Republicano; o Jair Bolsonar, que ostentó el apoyo de un potente partido militar; Milei no tiene quién lo sostenga. Sin mayorías legislativas ni gobernadores, requiere del colaboracionismo macrista. El expresidente lo sabe y apostó a eso. Durante la campaña, se mostró en sintonía con su programa económico –”tiene buenas ideas”, afirmó–, pero remarcó que le faltará volumen político para gobernar. “Si gana, debemos apoyar cualquier reforma razonable”, expresó en Harvard, horas después de que el libertario acusara a Bullrich de ser una “montonera tirabombas”.

Macri ve en Milei una oportunidad para seguir vigente. No solo porque sus hijos políticos, Bullrich y Larreta, no lo conforman sino porque tampoco está dispuesto a regalar su herencia. Con un liderazgo debilitado, resiste a quienes pretenden jubilarlo y encuentra en Milei una carta para seguir jugando. Ambos coinciden en el diagnóstico sobre el fracaso de la gestión de Cambiemos: que la amplia coalición que le permitió llegar al gobierno, fue la misma que le impidió hacer el ajuste brutal. Consideran que el sector moderado de JxC –Larreta, Gerardo Morales, Martín Lousteau, Emilio Monzó, entre otros–, fueron los que lo condujeron al letargo gradualista.

¿Apostará ahora un pleno a la motosierra? “Sería una excepción. Mauricio nunca se juega del todo por nada, salvo por él. No lo hizo con Horacio ni con Patricia. Van a haber gestos por Milei, pero hasta ahí”, dice un histórico dirigente de Juntos. Lo cierto es que el exmandatario espera el triunfo de su primo Jorge para tener un refugio en la Ciudad de Buenos Aires y digitar desde ahí su futuro.

El destino de la coalición

Tras el golpazo electoral, Bullrich envió las primeras señales desde Parque Norte. Sobre el escenario, escoltada por Macri y Luis Petri, despotricó contra Sergio Massa y el kirchnerismo. “Nunca vamos a ser cómplices del populismo y de las mafias que destruyeron este país”, lanzó. Con un discurso netamente antiperonista, evitó cualquier referencia a Milei. En el fondo, se escondían dirigentes radicales como Gerardo Morales y Julio Cobos. El presidente de la UCR se fue de Parque Norte enojado con la línea macrista. Martín Lousteau directamente no subió al escenario.

En el búnker libertario, por el contrario, entendieron las palabras de Bullrich como un guiño. “Siempre van a encontrar en nosotros un aliado. Me alegra que Patricia haya dicho eso”, sostuvo Victoria Villarruel. 

El acercamiento de Macri a Milei y la convocatoria de Massa a un gobierno de unidad nacional empujan a la fractura del espacio. Existe voluntad por parte de muchos dirigentes de la UCR de armar un espacio independiente; hacer valer sus cinco gobernaciones y su peso legislativo. Los insultos del libertario al partido centenario, Hipólito Yrigoyen y Raúl Alfonsín, son el argumento perfecto para pegar el salto. “Es muy difícil que los radicales voten a Milei”, había anticipado semanas atrás el diputado de Evolución y mano derecha de Lousteau, Emiliano Yacobitti.

Integrar un eventual gabinete de Massa es el otro condimento que podría seducir a quienes sueñan con dejar de ser furgón de cola del PRO. “Voy a ser el mayor de los esfuerzo para ganarme su confianza”, les dijo anoche Massa. Ahora todas las miradas estarán puestas en los pasos que dé Morales. Como antecedente, el jujeño compartió en plena campaña un acto con el candidato oficialista en Salta y colaboró con sus legisladores para que el Congreso se sancione la reforma del impuesto a las Ganancias.

¿Y la Coalición Cívica? “Lilita ya dijo lo que piensa de Milei”, expresaron en su entorno. “La derrota es dura. Ahora va a haber una instancia de debate interno”, añadieron. Antes de las PASO, Carrió aseguró que Macri “no quiere estar más” en Juntos por el Cambio y denunció el pacto con La Libertad Avanza. Sobre el programa libertario, habló de un “ajuste brutal” y advirtió sobre posibles “delitos de lesa humanidad”. ”Estos son los políticos de la casta”, le respondió Milei y la tildó de “traidora”. En los planes del libertario no entran la UCR, la CC ni Larreta. En los de ellos, tampoco la ultraderecha. 

¿Qué pasará? En principio, la semana estará plagada de reuniones de cada uno de los espacios. El objetivo es llegar con posturas definidas a un encuentro de la mesa de Juntos por el Cambio. Habrá cruces y reproches por la derrota, pero sobre todo una profunda discusión sobre el destino de la coalición. Ante un posible derrumbe, Massa y Milei están al acecho. Los teléfonos ya están sonando.



Fuente-Página/12