“Tenemos que volver a abrazar las ideas de la Constitución de Alberdi. Tenemos que volver a 1860, cuando de ser un país de bárbaros, en 35 años nos convertimos en la primera potencia mundial”. Siempre a los gritos pero esta vez volcado a sentar teoría con un particular revisionismo histórico, Javier Milei presentó su propio “civilización o barbarie”, situando esta vez el pasado dorado hacia fines del siglo 19.
Al igual que en el cierre de campaña de las PASO, el escenario fue el Movistar Arena, armado con estética de recital, pero esta vez no fue el único orador: lo antecedió Alberto Benegas Lynch hijo, presentado por el candidato como padre fundador del liberalismo, otro revisionista al uso propio que pidió “imitar a Roca” suspendiendo las relaciones diplomáticas con el Vaticano y vender todas las empresas estatales.
El nuevo pedido fue el de “redoblar los esfuerzos en fiscales” y “no quedarse en sus casas, ir a votar”: “si hacemos todo eso, es probable que podamos ganar en primera vuelta“, fue la arenga. Las promesas, las de siempre: “Volver a abrazar las ideas de la libertad”, “ser arquitectos de nuestro propio destino”, “terminar con la maldita casta”, con los “chorros empobrecedores”, los “delincuentes de la política“, los “adoradores del colectivismo”, “los periodistas y micrófonos ensobrados”, “los sindicalistas y empresarios prebendarios. Agregó una sola mención especial: unas líneas a “un personaje siniestro llamado Leandro Santoro”, al que de este modo subió al ring.
Colectivos libertarios
Desde temprano en la tarde, la zona de Plaza Los Andes, junto a la estación Dorrego de la Línea B, lució como en día de recital sold out en el Movistar Arena. Allí fueron convocados los militantes de La Libertad Avanza para retirar las entradas, que también tuvieron numeración de recital, con plateas o campo asignado (hubo hasta cacheo como en show y obligación de descartar el agua en la entrada).
Muchos de los asistentes llegaron desde la provincia de Buenos Aires –territorio del armado del ex menemista Sebastián Pareja, recientemente acusado de no cumplir con la promesa de lugares en la lista de concejales de Lomas de Zamora, previo depósito de una cifra millonaria para la campaña–.
Muchos lo hicieron en colectivos, bien al estilo “casta”. Hasta se vieron micros del sindicato de Gastronómicos, a cargo del ya oficialmente socio político de Milei, el nunca casta Luis Barrionuevo.
“La diferencia es que a nosotros no nos pagan para venir, venimos porque lo sentimos, por convicción. Y sí, venimos en colectivos porque vivimos lejos”, reconoce ante la consulta de Página/12 María Lorena, una libertaria matancera que refleja la más obvia realidad de quienes se organizan en vehículos para ir a actos que quedan lejos, siempre tildados de “pagos” o “planeros”.
Música para sus oídos
Afuera del estadio, el merchandising es variado y abundante. “¡Aproveche la gorra de las fuerzas del cielo para alentar al león! ¡A sólo 4 dólares, la gorra de la dolarización!“, hace su agosto un vendedor frente a las puertas del estadio. “La casta tiene miedo”, “Que se vayan todos”, “Libertad, libertad”, “Cristina hija de puta”, son los versos más entonados.
La previa es con música al palo. Suena el punk de “1, 2 Ultraviolento”, Los Rollings, Divididos, “Manuel Santillán, el león” de los Cadilacs, en el cierre “Se viene” (“el estallido”), de la Bersuit. Con la que el que el público más se enciende es con “Votá a Milei”, el jingle sobre la canción de Chayanne, una creación irónica de La fábrica de jingles que pasó a formar parte de la campaña libertaria.
En tren de ingresar en la casta, una bandera gigante de “Milei – Scrochi” apela a técnicas tradicionales para instalar al candidato a intendente de Florencio Varela.
Para animar la previa pasan por delante del vallado del campo, por el corralito de prensa lleno de fotógrafos, algunas celebrities de La Libertad Avanza: Un exitado Ramiro Marra, a los saltos, con la vista en algún más allá. Lilia Lemoine, celular en mano, en una selfie eterna. El Dipy, haciendo okey bajo su gorra. Marcela Pagano, la única que parece establecer un contacto humano –una mínima conexión visual, algún intercambio de palabras– con los que le piden un saludo o una foto.
Todos serían parte del decorado en un acto protagonizado por Milei, esta vez con Benegas Lynch de telonero, en el que nuevamente los agradecimientos fueron para “El Jefe” Karina (“ella es el 99%, y exagero, el 1% es demasiado para mí”, dice el hermano), y sus perros “Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas”, cinco mastines (uno de ellos, muerto) a los que presentó como “los mejores estrategas del mundo”.
Completaron la escena Victoria Villarruel y Carolina Píparo, entre otras, pero fue otra la que brilló especialmente: la humorista Fátima Florez, a quien el candidato presentó como su novia, con vestido de brillos, saludando ampulosamente desde las plateas.
Y las imágenes de siempre en la pantalla de video: explosiones e implosiones, bombas estallando, edificios derrumbándose. Banderas argentinas. Alusiones místicas, un shofar, el instrumento de viento que se interpreta en festividades judías.
De todo eso está hecha la propuesta del candidato más votado en las PASO, que aspira a vencer en primera vuelta el domingo.