Siniestra es una de las bandas más interesantes del circuito tanguero contemporáneo. Tiene un sonido intenso, que se apoya en los clásicos pero escala rápidamente hacia otras texturas y sonoridades, pues se deja atravesar por influencias de lo más variadas. En su flamante disco Crash los sintetizadores conviven con la faceta acústica del tango y en estudio confluyen en un combo inescindible. En vivo, en tanto, el grupo se monta en el carisma de su frontman –Diego Bergesio– y saca a relucir una impronta teatral que siempre sorprende. Con Crash, cuentan a Página/12, buscaron profundizar la exploración que ya había comenzado en su placa anterior, Depredamor. En diálogo con este diario, Alejandro Bordas, Marcela Pedretti y el propio Bergesio –suerte de núcleo duro de la banda- reflexionan sobre su reciente disco.
–A diferencia de otras bandas, ustedes siguen hablando de una ciudad que es hostil. Como el anterior, este también coincide también con un momento electoral, de transición intensa.
D.B.: -Sí, tal vez también desde lo político venimos con ciertas crisis recurrentes y eso nos arma un contexto. También donde habitamos y lo que vemos está bastante hostil y eso se refleja en la poesía y en la música. Esas sonoridades también están transmitidas en la oscuridad. Salvo algún que otro tema, como “Rivera” o “Habitantes” que tienen un poco de luz.
–¿Cómo concibieron sonoramente a Crash?
A.B.: -Si musicalmente en Depredamor nos propusimos no tocar un marcato nunca, en este, un poco la propuesta fue que el sinte atraviese toda la línea compositiva.
-¿Por algún motivo particular?
A.B.: -Para profundizar el trabajo que hicimos en Depredamor desde lo rítmico. Además Lito (Castro) había propuesto ahí unas cosas que estuvieron buenísimas. Así que la idea ya habitaba en nuestras cabezas sabíamso que había que profundizar esa parte de Depredamor.
M.P.: -Desde los arreglos, Ale y yo nos propusimos tener más presente el sintetizador y desde el momento cero armar los arreglos con eso en cuenta. En este disco el sinte aparece desde el nacimiento de cada canción. Trabajamos los arreglos para que él colara ahí sus texturas. Y también la guitarra eléctrica. Él usa más pedales y efectos. Después de grabarlo hubo todo un trabajo de postproducción desde, no sé, buscar efectos con el piano. Aunque yo grabé con un acústico después lo pitcheás, le metés delay, un montón de efectos.
A.B.: -Tocar la voz es quizás un poco más habitual en el micromundo del tango, pero en el rock es más el post de la viola. Nosotros lo hicimos medio con esa idea.
D.B.: -La mezcla y la búsqueda está pensada como un disco más de pop o de rock, digamos. También los sintes ayudan mucho, hay sintes que doblan los bajos o doblan los violines, o más que doblan, les dan un contorno atmosférico. El ataque capaz lo da la cuerda, pero atrás hay un fantasma de un sinte. Y en las voces lo mismo. A nivel tango, agarramos cierto modelo como, Astillero, el disco Quilombo, porque ese sonido nos encanta y queremos ir por ese lado, pero después aparecen un disco en vivo de Radiohead o muchas cosas Nine Inch Nails.
–No es un disco que se sienta igual en versión minimalista, con sólo una guitarra criolla.
-A.B.:Sería bajarle el precio tocarlo con una viola. Yo creo que las canciones sí se sostienen con una guitarra sola, pero la estética del grupo no, ni en pedo. En una radio no podemos tocarlo, lo mejor que podemos hacer es mostrarlo.
D.B.: -Es ser más reales de lo que somos.
-Los temas sociales son una característica de las letras del grupo.
D.B.: -Sí, creo que Crash es como el disco doble de Depredamor. Como un díptico. De hecho, hay conexiones: “Buenos Aires 3000” es como la segunda parte de “Pantallas”.
A.B.: -Y “Pandemia” es la segunda parte de un tríptico instrumental, que son como veinte minutos, ni en pedo vamos a tocar nunca esos veinte minutos de instrumental.
D.B.: -No sé, ¿eh? Si pasa algo escénico puede andar…
-Ya que lo mencionan, ustedes tienen un gran trabajo escénico. No son el típico grupo de tango, en ese sentido.
M.P.: -Yo creo que mucho tiene que ver Diego, que además de ser cantor y compositor, arriba del escenario es muy performático, es como un Bowie.
D.B.: -¡Bueno! ¡Paraaaaa! (ríe)
M.P.: -Viste que le gusta pintarse, transformarse, desparramarse por el piso. A partir de eso un poco nos lo pegó a nosotros y después a algunos otros integrantes.
D.B.:-Creo que la transformación arrancó en Salto. Ahí empezamos a buscar desde lo escénico. Hay músicos que sólo tocan música. A mí me aburre un poco eso. Siempre hubo unas ganas de hacer algo diferente. Estar tocando y contar los chistes internos de la banda es un embole. Antes pasaba y pero no va más, no queremos estar contando siempre el mismo chiste.