Publicado por la editorial independiente Fadel&Fadel, el libro “Poetas y Pintores” reúne una serie de ensayos prácticamente inhallables de autores y autoras estadounidenses del siglo XX, como John Ashbery, Ezra Pound, Gertrude Stein o Marianne Moore, quienes detienen su mirada y lirismo en algunos de los más importantes pintores de la historia, de Vincent Van Gogh a Fernand Léger o Jean-Francois Millet.
Se trata de una serie de ensayos seleccionados del icónico libro “Poets on Painters. Essays on the Art of Painting by Twentieth-Century Poets” (“Ensayos de poetas del siglo XX sobre el arte de la pintura”), compilado en 1989 por el crítico estadounidense J.D. McClatchy (1945-2018), quien escribe breves notas introductorias a cada uno de los textos.
Reunidos originalmente bajo la consigna de pensar “¿qué miran, qué buscan, los poetas cuando entran a un museo o galería?”, aquel volumen en idioma inglés era presentado como “escritos de observadores sensibles e inteligentes que aman el arte pero no son críticos de arte“.
La publicación es parte de un relanzamiento por parte de la editorial Fadel &Fadel, que luego de diez años de existencia cambió su formato y distribución: tras dedicarse a tipos de impresión más lúdicas como fanzines, slimbooks y láminas, presenta ahora una colección “industrial”, es decir, libros realizados en imprenta pero conservando el mismo espíritu en el contenido y en la dedicación al diseño.
Este ensayo recoge entonces todos los fascículos de Poetas y Pintores que se publicaron originalmente en versión fanzine, textos inhallables de los autores John Ashbery, Ezra Pound, W. H. Auden, Kenneth Rexroth, Elizabeth Bishop, Gertrude Stein, Marianne Moore, acompañados con imágenes a color de las pinturas mencionadas.
“Los ensayos que componen este libro dan cuenta de una serie de percepciones y estéticas sobre el arte y la poética fundamentales para acercarnos a las obras tanto de los poetas como de los pintores mencionados, además de revivir un montón de conceptos sobre poesía y composición que siento que están buenos y que muchas veces se dejan de lado, hoy en día, a favor de la frescura, la inmediatez y el golpe de efecto”, dice a Télam el poeta mendocino Tomás Fadel, director de la editorial.
F&F empezó como una editorial hogareña de poesía y material relacionado: “Los libros eran hechos todos en el taller de impresión tipográfica y de encuadernación que fui armando con amigos a lo largo de los años. La manufactura artesanal da una gran calidad a las publicaciones pero también implica mucho trabajo, por lo que la selección de los textos se vuelve un tema clave. Además como yo mismo soy poeta y traductor, es una de las tareas más interesantes”, relató Fadel (Tunuyán, 1990).
Tal vez uno de los principales hallazgos de este volumen -textos canónicos que entrecruzan poesía y arte visual- sea la traducción rioplatense a cargo de distintos especialistas, realizada directamente de los originales, por lo que palabras como “laburante”, “de toque” o “falopero” aparecen con toda naturalidad en boca de estos siete autores estadounidenses de principios del siglo XX.
Los siete poetas oriundos de Estados Unidos -el libro original incluía autores británicos- todos afines al modernismo, desmenuzan sus ideas acerca de pintores que los influenciaron, la experiencia artística y la relación entre lenguaje e imagen, pero por sobre todo, son ensayos acerca de la pintura. Esta edición made in Buenos Aires cuenta con texto de contratapa a cargo de Eduardo Stupía.
En uno de los ensayos, “Calma incluso en la catástrofe”, el autor W. H. Auden retoma, con admiración, la correspondencia del holandés Vincent Van Gogh, en un fragmento en el que señala su desacuerdo con las escuelas de arte por no haber intentado nunca pintar a un “laburante”. “Hasta donde sé no hay ni una academia donde se aprenda a pintar y dibujar un arador, un sembrador, a una mujer que pone la pava sobre el fuego o una costurera”, reza la traducción a cargo de Matías Heer.
El poeta Ezra Pound, por ejemplo, menciona el ensayo del pintor ruso Vasili Kandinsky (quien padecía sinestesia) sobre el lenguaje de la forma y el color. Y Kenneth Rexroth se sumerge en las pinceladas y la mirada de Fernand Léger, donde aparece por ejemplo la expresión “al toque”, retomando el tema de la traducción rioplatense (en este caso por parte de Tomás Boasso). El libro además rescata poemas de la autora Marianne Moore publicados por primera vez en 1962 por el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
“Es importante aclarar que para esta edición sumamos dos textos todavía inéditos en español: los de Marianne Moore y Gertrude Stein”, detalló Fadel, quien ya había publicado cinco de estos ensayos en el año 2015, en formato fanzine aunque eran “tiradas mínimas, que solo circulan en ferias”.
Sobre el relanzamiento de la editorial, Fadel especificó: “Este año, por primera vez, encaramos una nueva colección industrializada (es decir, hecha en una imprenta fuera del taller) y me pareció que estos ensayos eran una gran manera de comenzarla”, apuntó sobre el libro que también cuenta con traducciones de Guadalupe Alfaro, Victoria Cóccaro, Aldo Giacometti, Florencia Capello y el propio Fadel.
-¿En qué contexto fueron creados estos ensayos y como se leen a la luz de la actualidad?
– El texto más antiguo es el de Ezra Pound, de 1914; y el más reciente el de Ashbery, de 1982, por lo que la referencia generacional es amplia. Si bien hay un tinte modernista en todo el libro (Pound, Stein, Moore, Bishop), también hay autores que cuesta más introducir en esa categoría (Rexroth, Auden y sin duda Ashbery). Estos últimos, sin embargo, sí que heredan algunos componentes del imagismo y los autores mayores que se incluyen en el volumen. Si bien Ashbery tiene momentos delirantes que podrían llevarnos a pensarlo en cercanía al surrealismo, la escuela de Nueva York de la que forma parte no hubiera existido sin Pound o Eliot. En este sentido creo que el diálogo con el presente radica en cuánto nos interese seguir esta y otras tradiciones de poetas y poéticas, y no necesariamente al nivel del contenido. En cierto sentido pienso que estos ensayos valdría la pena leerlos en cualquier época.
-Realizaste la traducción del ensayo “Vorticismo” de Ezra Pound, que alude al movimiento artístico y experimental que él impulsó. ¿Con qué desafíos te encontraste a la hora de realizar esta traducción?
-Traduje ese texto porque me encanta, es una especie de manifiesto y tiene esa vehemencia del Pound más joven que, y en relación a tu pregunta anterior, me parece que tiene mucho para dar a nuestra época. El vorticismo, además, en su propuesta de carga máxima de sentido para cada palabra en un poema, para cada trazo en una pintura, intenta dar una opción a la hora de componer una obra, le habla al artista no como alguien que está ahí para expresar sus sentimientos sino como alguien que está ahí para expresar de la manera más sentida posible. Retomar este texto modernista una vez que ya pasaron tantos años de la irrupción del posmodernismo me parece que nos puede dar una visión más clara acerca de cómo estas esferas de pensamiento se relacionan y cómo pueden seguir en el futuro. El texto no tiene demasiadas complejidades estilísticas, en el sentido estricto de la traducción, si lo comparo con otras obras que traduje. Lo complejo se presenta más bien en presentar sus ideas, las ideas de un polémico Pound, de nuevo, en el siglo XXI, pero creo que eso es lo que vale la pena de ser un editor.