“Después del Quijote, ¿qué novelista en español le puede pisar el poncho a Puig?”, se pregunta Graciela Goldchluk en uno de los seis capítulos de Un loco deseo de belleza. La traición de Manuel Puig, que ganó el Premio Cóndor de Plata en la categoría mejor serie o documental unitario. En cada episodio de esta serie que se emitió por Canal Encuentro, el cantante y actor Sergio Pángaro, a cargo de la conducción, se propone husmear en la vida y en las novelas, obras de teatro, la correspondencia y los guiones cinematográficos del autor de Boquitas pintadas, un escritor que se caracterizó por “esconder su propia voz hasta que la historia parezca contarse sola”. El director Carlos Castro –que nació en General Villegas, el mismo pueblo de Puig (1932-1990)– dice que el premio, además de “una caricia”, es un reconocimiento a un escritor que fue “un adelantado en su tiempo”.
“Puig es un escritor político; era muy provocador en su retrato de lo que pasa en los pueblos chicos, que son lugares que te contienen y además te agobian”, explica Tamara Tenenbaum en esta serie producida por Canal Encuentro, que se puede ver completa por el canal de Youtube de Encuentro y Contar. Escritores, investigadores, periodistas, editores, directores de teatro y cine, actrices, compositoras y artistas plásticas de distintas generaciones como Renata Schussheim, Rubén Szuchmacher, Humberto Tortonese, Mimí Pons (la heroína que llevó a Puig hasta el aeropuerto de Ezeiza en 1973, cuando se tuvo que exiliar por las amenazas de muerte que recibió), Tununa Mercado, Marta González (que interpretó a Nené en Boquitas pintadas), Jorge Lafauci, Maruja Bustamente, Ingrid Pelicori, Fernando Spiner, Carlos Ulanovsky, Daniel Divinsky, Carmen Baliero, Juan José Becerra, Claudio Zeiger, José Amícola, José Miguel Onaindia, Delfina Cabrera, Fernando Noy, Martín Villagarcia, Facundo Soto, Viviana Bernadó y Julia Romero exploran el universo del autor de La traición de Rita Hayworth, Buenos Aires Affair, El beso de la mujer araña, Pubis angelical y Maldición eterna a quien lea estas páginas.
Castro, que ya había incursionado en el mundo puigiano con la película Regreso a Coronel Vallejos, observa que la escritura de Puig sigue siendo “muy fresca” por las temáticas y las formas en las que las que exploró. “Escribir un libro como Buenos Aires Affair luego del éxito de Boquitas pintadas, cuando podría haber repetido la fórmula, habla de que era un escritor al que no le gustaba aburguesarse y que buscaba plantear discusiones políticas en una coyuntura política explosiva mediada por el psicoanálisis, el estructuralismo y el cine, siempre como gran referente de la cultura de masas”, analiza el director de cine y recuerda que en El beso de la mujer araña, cuando la homosexualidad era tabú para las organizaciones políticas, el escritor puso como protagonistas de la novela a un guerrillero con un homosexual. “Puig siempre estaba metiendo el dedo en la llaga”, lo define Castro.
Goldchluk, responsable académica del Archivo Digital Manuel Puig, analiza el rol de las mujeres en la narrativa del escritor. “Las mujeres en los libros de Puig son las mujeres de (Pedro) Almodóvar; por eso la gente cree que Almodóvar tendría que filmar a Puig. Las mujeres son más fuertes que todo y la fortaleza les viene del deseo. No hay forma de matar el deseo de una mujer”. El director de Un loco deseo de belleza pone el foco en algo que pocos escritores consiguen. “Puig es el futuro; sus temáticas y su manera de abordarlas siempre fueron novedosas. Trató temas que luego entrarían en las grandes discusiones de la agenda pública como el machismo y el feminismo y creo que por eso fue desdeñado por los escritores del boom latinoamericano, tan ligados a la coyuntura política que quedaron un poco anacrónicos. “Quizá en esos años muy convulsionados y de mucha revolución, ser revolucionario no era hablar de la revolución sino hablar de los temas tabués de la revolución”, reflexiona Castro.
Las dos primeras novelas, La traición de Rita Hayworth y Boquitas pintadas, transcurren en Coronel Vallejos el pueblo ficcional que se asemeja a General Villegas. “Puig puso en evidencia ciertas conductas, cierta doble moral que existe en cualquier lugar pequeño como General Villegas, que es también mi pueblo. Cuando publicó su primer libro en el que denunciaba a través de la mirada de un niño llamado Toto, alter ego de Coco, como lo llamaban a Puig, situaciones que vivía cotidianamente de una violencia increíble, no pasó nada”, precisa Castro. En cambio con Juan Carlos Etchepare de Boquitas pintadas, inspirado en un muchacho muy querido en el pueblo, Danilo Caravera, que murió de tuberculosis en los años 30, ardió Troya en Villegas. “Yo recuerdo que una tía decía que Puig había sacado los trapitos al sol. La generación de mis padres y mis abuelos leyeron la novela como realidad; mi generación la leyó como ficción”, compara el director. Castro confiesa que tiene ganas de hacer una nueva película con Boquitas pintadas porque el texto tiene “una vigencia increíble”.