El Tribunal Oral Federal 2 de San Martín condenó a prisión perpetua al excomisario bonaerense Luis Abelardo Patti por haber sido partícipe necesario del homicidio del exdiputado peronista Diego Muniz Barreto y del intento de homicidio de su secretario, Juan José Fernández, durante la última dictadura cívico militar.
“Es una sentencia importantísima, un tribunal en forma unánime decide colocarle la categoría de partícipe necesario a quien en la primera etapa de los secuestros, a sabiendas de que el final tendría como resultado la muerte, tiene una intervención decisiva en ese final”. De esta manera, el abogado querellante Pablo Llonto explicó a Página12 la importancia de la sentencia firmada por los jueces Walter Venditti, Matías Alejandro Mancini y Esteban Rodríguez Eggers, quienes por unanimidad condenaron a Patti a la máxima pena con inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos por los delitos de lesa humanidad perpetrados contra Muniz Barreto y Fernández. La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación fue querellante en el proceso que redundó en la tercera condena a prisión perpetua del represor y ex hombre fuerte de Escobar.
“Estamos seguros de que esta sentencia va a servir también para que en otros juicios y lugares del país los jueces y juezas comprendan este grado de participación de los elementos represivos, el grupo de tareas que realizaba la primera parte del secuestro sabía claramente que al llevárselo el resultado final era desaparición forzada o asesinato, no era que ‘me lo llevo para que después pase a la legalidad'”, completó el letrado que representa a hija del exlegislador, Juana Muniz Barreto, y a sus hermanos. Llonto mencionó que esto “significa muchísimo” por toda la lucha que dio la familia, desde hace casi 20 años. “Hoy se lo mira de otra manera pero Patti en aquel momento cuando empezó todo esto había sido intendente de Escobar, había terminado su mandato como diputado provincial y se presentaba como candidato a gobernador, era una figura de primera línea, fue una lucha difícil y para la familia esto es un cierre totalmente reparatorio“, recordó. La denuncia que originó esta causa y su seguimiento fueron publicados por Página12.
El Tribunal estuvo conectado de manera remota con el resto de los participantes de la audiencia y escuchó las últimas palabras de Patti, quien se desligó del hecho. El represor expresó “el poder del Estado es omnipotente”, que “los que lo sufrieron no tuvieron forma de defenderse” y que “lamenta muchísimo todo lo que ha pasado”. Luego agregó: “Respecto a la hija del señor Muniz Barreto, tiene el mayor de mis respetos. Ojalá que algún día pueda conversar y recibirla en mi casa junto con mi familia y contestar cualquier pregunta que ella necesite”. Patti ya había sido condenado en 2011 por el secuestro y los tormentos que sufrieron Muniz Barreto y Fernández en Escobar, pero no fue juzgado por homicidio ya que había sido sobreseído por ese delito durante la instrucción de la causa.
Muniz Barreto –diputado del Grupo de los Ocho que en 1974 cuestionó al general Juan Domingo Perón– tenía 43 años cuando fue secuestrado, el miércoles 16 de febrero de 1977 a las 18, por el entonces oficial de calle de la policía bonaerense Luis Abelardo Patti, que los venía siguiendo en un auto Mercedes Benz bordó. Estaba en una carnicería de Escobar junto a su secretario Juan José Fernández, de 23 y cuerpo de rugbier, que sobrevivió al intento de homicidio porque la sustancia que le inyectaron no logró hacerlo desvanecer. Fernández falleció durante su exilio en España, pero antes pudo dar su detallado testimonio.
Muniz Barreto y Fernández fueron trasladados a la comisaría de Escobar y luego a la Unidad Regional Tigre. Desde la comisaría los detenidos lograron mandar mensajes sobre su situación a sus familias, a un comodoro amigo de ambos y a personal de la empresa pesquera de la que era propietario Muniz Barreto. A los pocos días fueron llevados a Campo de Mayo, donde fueron torturados. Tras dos semanas de cautiverio, el 6 de marzo fueron llevados hasta la provincia de Entre Ríos y arrojados dentro de un auto al río Paraná con la intención de fraguar un accidente. En ese lugar murió Muniz Barreto pero Fernández logró salir del vehículo y escapar.
El testimonio de Fernández fue escrito en Argentina pocos días después de recuperar su libertad, y más tarde brindado ante la Cadhu, un organismo que formaron los argentinos en el exilio en Europa en 1977, y en el que se tomaron las primeras declaraciones por violaciones a los derechos humanos. La de Fernández fue protocolizada años después ante escribano. “Fernández reconoció con precisión los lugares de Campo de Mayo por los que pasaron, aportó los apodos y nombres de los represores y de los miembros de las patotas de tortura, mencionó los traslados y simulacros, y de quienes prepararon y ejecutaron el homicidio”, indicó Llonto.
Durante la dictadura, Patti fue jefe de la Comisaría de Escobar de la Policía Bonaerense, desde donde comandaba grupos operativos de la Unidad Regional de Tigre. En democracia, se desempeñó en varias dependencias policiales y, tras su retiro de la fuerza, se volcó a la política. También fue intendente de ese partido del norte del conurbano bonaerense entre 1995 y 2003 y luego fue electo diputado nacional en 2005, aunque su asunción fue impugnada por la gran mayoría de la Cámara por las denuncias sobre su accionar durante la dictadura. En ese proceso fue clave el testimonio de los hermanos Muniz Barreto. En 2008, la justicia federal pidió su desafuero y luego quedó detenido por crímenes de lesa humanidad. Desde ese momento fue condenado en tres juicios por graves violaciones a los derechos humanos durante el terrorismo de Estado y en todos recibió la pena de prisión perpetua, entre ellos el caso del periodista de Escobar, Ricardo Gabriel Giménez.