“Messi10”, el espectáculo de Cirque du Soleil que tiene al capitán argentino campeón del mundo como eje temático, tuvo su primera función en la noche de este jueves en el Complejo Al Río del partido bonaerense de Vicente López, donde 32 artistas desarrollaron números de malabares, acarreo, contorsión y cuerda aérea, entre varias performances.
El show de 90 minutos de duración a cargo de artistas de 15 países marca una excepción en el repertorio convencional de la compañía canadiense, al ser el primer tributo a una figura del deporte.
Mientras que Cirque du Soleil ha construido su reputación creando producciones innovadoras y visualmente impactantes inspiradas en conceptos artísticos, “Messi10” carece de la espectacularidad y desarrollo de producción y de artistas de otros shows de la compañía, ofreciendo una propuesta más sencilla apoyándose en la popularidad de Messi y buscando replicar y adaptar su vida y logros a números circenses.
El show, que ya vendió más de 150.000 entradas, combina acrobacias con animación visual y videos de momentos míticos, así como imágenes exclusivas de Messi rodadas para el espectáculo, que se despliegan en un escenario circular con forma de cancha de fútbol, si tal adaptación fuera posible.
La iniciativa tuvo la participación de Messi en el proceso, con una colaboración que se extendió a la música y los elementos temáticos. El jugador enfatizó dos elementos clave: la importancia de mostrar el entrenamiento y la perseverancia y la representación de su familia como su principal apoyo y pilar vital de éxito.
El show, que tiene la autoría y dirección del somalí Mukhtar Omar Sharif Mukhtar y debutó en Barcelona en 2019, ya agotó sus localidades para octubre y hay nuevas funciones en noviembre. Desde su estreno original, debió incorporar mucho de lo ocurrido en los últimos años en la vida del futbolista: en especial el triunfo argentino en Qatar y la partida de Messi de Barcelona a Miami.
Lo mejor del espectáculo, que terminó, como era de esperar, con una versión ampliamente coreada de “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar” de La Mosca, fue el número de un contorsionista prácticamente invertebrado que sacó gritos de impresión de parte del excitable público al extremar sus movimientos, el trabajo de un equilibrista en una cuerda y el de un acróbata con una gran estructura robótica.