Cuando Tasha y su ahora esposo volvieron a estar juntos, habían estado separados durante ocho años, tiempo durante el cual ambos crecieron y cambiaron. “Había recibido cinco años de terapia y yo mismo me había convertido en terapeuta. Había experimentado y se había recuperado del cáncer, lo que le había causado un gran impacto emocional y personal”, recuerda. “Ambos tuvimos que volvernos más maduros emocionalmente y tener más experiencia en ser vulnerables, lo que significó que finalmente teníamos las herramientas para tener una relación juntos”.



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